En un restaurante de menú diario en Vilafranca del Penedés puedes encontrar platos autóctonos catalanes como son los calços. Eso sí, tendrás que tener en cuenta que se trata de un producto de temporada y que solo están disponible de noviembre a abril. Si visitas el municipio y eres de fuera, debes saber que los calçots están muy relacionados con Cataluña y su historia. Veamos por qué.

Aunque se le atribuyen varios orígenes, la leyenda más extendida sitúa a este producto (que no deja de ser una cebolla alargada) en Valls (Tarragona). Concretamente, fue un agricultor de aquellas tierras quien tiró al fuego unas cebollas pasadas. Suponemos que, movido por el hambre, en lugar de dejarlas quemar, las retiró y se comió el interior, comprobando que tenían un sabor dulce y poco hebroso.

Sea o no cierto, lo que sí parece documentado es que el origen de ese alimento se encuentra en la localidad tarraconense. Si pasas por un restaurante de menú diario en Vilafranca del Penedés, probarás un producto que tiene un distintivo de calidad europea basado en su origen.

Es interesante saber que los calçots no están solos en esta aventura culinaria, sino que vienen siempre acompañados de la tradicional salsa salvichada, también conocida como salsa romesco. Su origen no está en Valls, curiosamente, sino en otra ciudad tarraconense: el Serrallo. El el puerto de esta localidad es típico encontrar una receta llamada cazuela de romesco, que está hecha sobre todo con pescado y a la que acompaña una salsa con los mismos ingredientes que llevan los calçots. Por eso ambos términos y recetas tienden a confundirse.

En Cal Joanet encontrarás deliciosas recetas de temporada con estos y otros productos originarios de la huerta catalana. Normalmente, los calçots se sirven con una parrillada de carne para que no sufran los carnívoros y con otra verdura que le va especialmente bien: las alcachofas.